¿Alguna vez has soñado con dejarlo todo para recorrer cada rincón de tu país? ¿Sentir la adrenalina de lo desconocido y redescubrir la belleza que a veces pasamos por alto? Pues bien, Joel de De Viaje con Seoane no solo lo soñó, sino que lo está haciendo, y nos invita a ser parte de su épica travesía: ¡darle la vuelta completa a Honduras en 20 días!

Este no es un viaje cualquiera. Junto a un equipo lleno de energía compuesto por Guillermo, Andrea, Nando y Luca, Joel se ha propuesto una meta ambiciosa: visitar los 18 departamentos del país, mostrando en cada uno de ellos lo mejor de su cultura, su gente y sus paisajes. Y la primera parada de este emocionante recorrido es el vibrante y exuberante departamento de Atlántida. Si quieres sentir la emoción de la carretera y el asombro del descubrimiento, acompáñanos en este recuento del primer día.
El Sabor del Comienzo
Toda gran aventura necesita un buen combustible, y el equipo lo encontró en Tío Dolmo, una parada casi obligatoria en la carretera CEA 13. Más que un simple restaurante, es una celebración de la gastronomía hondureña. Con una barra buffet llena de delicias típicas, desde huevitos con frijoles hasta panqueques, el equipo recargó energías. Pero la verdadera joya del lugar es su panadería artesanal. El olor a rosquillas, quesadillas y espumillas recién salidas del horno de leña es algo que te transporta directamente a la cocina de la abuela. Luca, quien viajó desde Estados Unidos para unirse a la ruta, probó una rosquilla rellena recién hecha y su expresión lo dijo todo: ¡exquisito!

Un Viaje en el Tiempo sobre Rieles
Dejando atrás el bullicio, el equipo se adentró en la naturaleza para llegar a uno de los tesoros de Atlántida: el Refugio de Vida Silvestre Cuero y Salado. Pero llegar allí es una aventura en sí misma. Olvídate de los autos; el único transporte es una «burra», una curiosa plataforma sobre vías de tren impulsada por una motocicleta que empuja desde atrás.
Este recorrido de 9 kilómetros te sumerge en un paisaje de fincas ganaderas y vegetación densa, siguiendo las antiguas vías que la Standard Fruit Company usaba para transportar cocos. Es un viaje rústico y auténtico, donde hay que agacharse para esquivar ramas y maravillarse con los paisajes que se abren a cada instante.
El Santuario de la Vida Silvestre
Una vez en el corazón de Cuero y Salado, el verdadero espectáculo comienza. Este refugio, con más de 13,000 hectáreas, es un laberinto de ríos y manglares donde la vida silvestre es la protagonista. El objetivo principal de muchos visitantes es avistar al tímido manatí antillano, una de las tres especies que existen en el mundo y que encuentra en estas aguas un santuario. Según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, el manatí antillano (Trichechus manatus manatus) está clasificado como Vulnerable, lo que hace que su protección en refugios como este sea crucial para su supervivencia.

Aunque ver un manatí depende mucho de la suerte, el recorrido en lancha con Harold, el guía local, garantiza encuentros fascinantes. El equipo no tardó en toparse con monos aulladores (cuyo estruendoso llamado te hace sentir en plena selva), familias de monos cara blanca, cocodrilos tomando el sol y una increíble variedad de aves. ¡Incluso vieron un tucán pico navaja en pleno vuelo! El sonido de los monos marcando su territorio es algo que las palabras apenas pueden describir; es una experiencia sonora que te conecta profundamente con la naturaleza salvaje.

El Truco del Experto: En el mundo de las «burras» de Cuero y Salado existe una ley no escrita pero respetada por todos. Cuando dos burras se encuentran en la vía, la que lleva menos peso (o menos pasajeros) debe salirse de los rieles para ceder el paso a la más cargada. Así que prepárate, ¡quizás te toque ayudar a levantar la burra para continuar el camino!
La Recompensa Final: Una Cascada Escondida
Cuando parecía que el día no podía mejorar, Joel llevó al equipo al Parque Nacional Pico Bonito, famoso por su icónica montaña cuya cima casi siempre está cubierta de nubes. El objetivo era una cascada de la que le habían hablado, una joya escondida que superaba con creces a la más conocida y accesible.

Tras una caminata de 44 minutos por un sendero que ponía a prueba la resistencia, llegaron. Y la vista valió cada gota de sudor. Una imponente caída de agua de más de 30 metros se desplomaba en una poza de agua cristalina y helada. Es un lugar que te deja sin aliento, una maravilla natural que invita a sumergirse y sentir la fuerza y la pureza del agua. A pesar del frío, el equipo no dudó en zambullirse, celebrando el final de un día perfecto de la única manera posible: con un chapuzón lleno de adrenalina y alegría.
¡La Aventura Apenas Comienza!
Desde un desayuno que sabe a hogar hasta una cascada que parece sacada de una película, el primer día de la Vuelta a Honduras en Atlántida fue una explosión de experiencias. Y esto es solo el principio.
¿Quieres ver la majestuosidad de la cascada con tus propios ojos? ¿Escuchar el impresionante rugido de los monos aulladores y sentir que viajas en esa increíble «burra»? Entonces tienes que ver el video completo. Dale clic, súbete a esta aventura con Joel y su equipo, y déjate inspirar. No olvides suscribirte a De Viaje con Seoane para no perderte ni un solo día de esta increíble ruta por Honduras. ¡Apoya a los creadores que nos muestran la belleza de nuestro mundo!
Aquí te dejo el enlace para que lo disfrutes: